31 may 2025

 El negocio de la muerte

La muerte es inevitable. ¿O no? Pero al menos siempre ha sido un negocio para algunos. Funerarias, empresas farmacológicas, religiones y sectas ha sacado beneficios de la transición mortuoria.

La principal causa de defunción en este país, son las enfermedades isquémicas del corazón, que representan un 27,73%. Las enfermedades isquémicas del corazón están provocadas fundamentalmente por la ateroesclerosis, que es la obstrución de las arterias por acumulaciones de lípidos. Podríamos decir que para hacer un tapón ateroesclerótico se asocian dos clases de elementos, el primero y mas pegajoso es una desconocida lipoproteina A Lp(a), de la que se empieza a saber algo ahora, pero que ha permanecido oculta al público y sin tratamiento durante años. Sobre esta especie de base de chapopote pegada en las caras interiores de la arteria se pueden pegar agrupadas las moléculas de colesterol LDL(conocido como "colesterol malo"). Este sí es mas famoso y tiene varios tratamientos por la la sanidad española. 

Ya con estos dos elementos unidos en un tapón perfecto, para dejar sin irrigación una zona del miocardio, la obstrucción provocará la lesión del músculo cardiaco y sufriremos un infarto de miocardio. Aunque el exceso del colesterol malo, el LDL tiene varios tratamientos para reducirlo con estatinas en principio, esteroles y dietas en segundo, y desde hace unos años que surgió un nuevo medicamento, el Inclisiran, comercializado bajo el nombre de Leqvio, y fabricado por la farmacéutica Novartis, que reduce significativamente la presencia en sangre del LDL, ya que su objetivo principal es reducir los niveles de colesterol malo, al inhibir la producción de la proteína PCSK9 en el hígado. Al reducir la PCSK9, se permite que haya más receptores de LDL en la superficie de las células hepáticas, lo que lleva a una mayor eliminación de LDL del torrente sanguíneo. Pero Inclisirán cuesta una fortuna, 3.254,50 € por una sola dosis, y se requieren al menos dos al año para barrer de tu sangre el LDL, por lo que la sanidad española lo administra con cuenta gotas. Pero esto no es todo amigas y amigos no olvidar que además del LDL, esos tapones ateroescleróticos que nos matan, tienen otro componente la Lipoproteína A, y esta maldita no se reduce con estatinas, ni con los esteroles que le ponen a los yogures.

No hay mucho que hacer entonces, sólo esperar a Lepodisiran. ¿Qué es? Pues según mi IA becaria Gemini es: “Es una terapia basada en ARN de interferencia pequeño (siRNA). Su diseño se centra en reducir la producción de Lp(a) inhibiendo la síntesis de apolipoproteína(a) (apo[a]), un componente clave de la Lp(a). Esta acción altamente específica aborda directamente la causa de los niveles elevados de Lp(a), que son un factor de riesgo para enfermedades cardíacas genéticamente heredado y que aumenta significativamente el riesgo de eventos cardiovasculares como accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos.” Y que pertenece a laboratorios Lilly. Y cuándo estará a disposición de todos aquellos pacientes que tenemos disparados los niveles de la Lp(a), pues la respuesta es demoledora, dentro de 9 años si todo va bien. Nueve largos años con la lipoproteina disparada es como jugar a la ruleta rusa con seis balas en el revolver. 

Es sorprendente lo poco que hemos avanzado en desmenuzar las causas y los mecanismos de la mayor causa de muerte a nivel mundial, menos en Gaza que la primer causa de muerte es el sionismo. Hemos tardado decenas de años en saber del colesterol malo y ahora hemos descubierto a la lipoproteina A, y de esta aún no sabemos cómo reducirla. Hay rumores de que la Niacina, la vitamina B3, en grandes dosis por encima de 1mg podría acusar una bajada. “La niacina ha mostrado una reducción de los niveles de Lp(a) que varía entre el 17% y el 36% en estudios generales, aunque en algunos casos individuales se han observado reducciones más pronunciadas, de hasta el 60-80%. Sin embargo, es importante destacar que los ensayos clínicos más recientes no han demostrado un beneficio cardiovascular adicional de la niacina cuando se añade a la terapia con estatinas, e incluso se ha asociado con un aumento de eventos adversos graves. Los efectos secundarios más comunes incluyen el enrojecimiento facial (flushing), problemas gastrointestinales, elevación de las enzimas hepáticas y aumento de los niveles de azúcar en sangre.”

Concluyendo, los pacientes con dislipemia aterogénica o con hipercolesterolemia familiar, estamos jodidos, porque de momento no hay nada para reducir la Lp(a) en sangre, sólo esperar que los procesos de la investigación en fase 3 de los laboratorios Lilly terminen pronto, y luego que no resulte demasiado caro de conseguir para la sanidad pública española, por lo demás son todo leyendas urbanas.

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