¿Por qué nos gustan la series de crímenes?
Si alguien hace algo inusual, que nos horroriza y nos conmueve, ese ser que cometió esos actos deja abierta la posibilidad de que haya muchas personas, así como él, sin empatía, perturbadas.
Y lo que es peor pueden estar ya entre nosotros. Seres iguales a él.
El relato dramatizado de los crímenes, nos señala nuestra propia debilidad, nuestra vulnerabilidad y a pesar de las distancias literarias o fílmicas, que toda ficción construye, como un puente entre dos barrancas, para llegar a tí como espectador, nos trasmite el aprendizaje de situaciones, interacciones y dinámicas sociales poco populares. Aprendemos a sobrevivir, aprendemos a escapar del dardo venenoso, y eso no se enseña en las escuelas, ni en la universidad.
Alguien cuenta algo y tu sigues su historia, en el relato te sumerges porque te atrae algo con lo que te identificas. Luego cuando ya estás atrapado, lo que buscas es otra cosa. Buscas la nuevo, lo nunca antes visto, lo que acecha desde lo desconocido, el misterio que mueve los hijos del mundo, el secreto de la Matrix. Para ello aprendemos de las historias que nos cuentan en las series sobre crímenes. Los crímenes en serie, los asesinos y sus víctimas, son elementos del modelo de realidad, con todas sus variantes a seguir del juego de cazador y la presa.
Aprendemos esquemas logísticos y estrategias de protección, ante estos monstruos. Cualquier psicópata se convierte en un enemigo potencial para nosotros, porque podemos cruzarnos en sus objetivos, incluso sin darnos cuenta, y eso sería tanto como pegarle una bofetada a un león. Nos destrozaría. Lo de qué hacer en caso de toparse con un asesino en serie y qué no hacer, es harina de otro costal, del saco de dónde sale el arte del relato y sus laberintos. La tierra ignota, donde metes la mano para sacar una cosa, y sacas otras. Esperar es equivocarse, porque nunca lo encontrado es igual a lo esperado. Hay variables, no es lo mismo, aunque se parezca. El paso del tiempo nos afecta a todos, lo dijo el poeta Netzalhuatlcoyotl.
Omar Ramos
No hay comentarios:
Publicar un comentario