14 abr 2010

Apoyo al Juez Baltasar Garzón

Si la Ley nos salva. ¡Que viva la Ley!, si la Ley nos condena ¡Abajo la Ley!
El presidente declaró, que las manifestaciones públicas en abierta contradicción con la causa emprendida por este órgano judicial, socavaban el respeto y la autoridad misma del poder judicial. Y agregó, que era inaceptable que se acusara de prevaricación a éste consejo. Debe de ser porque está compuesto por los jueces de mayor prestigio del país, y claro las personas de prestigio son perfectas y nunca se equivocan. También dijo que eso de manifestarse públicamente, por mucha reflexión que conllevara, no era muy democrático. No hizo mención a la ausencia de violencia en la manifestación, porque a él le pareció que poner en tela de juicio las decisiones de este órgano, en fín a sus señorías, ya era un grado de libertinaje inaceptable, un exceso por parte del pueblo. El pueblo que es como es, y aunque el señor presidente del consejo superior metapluscuamperfecto, lo crea así resulta que no comulga con esas ruedas de molino, como tampoco nos chupamos el dedo retórico. Respetamos hasta donde llega ese respeto. Que no implica sumisión, sometimiento o acatamiento. El problema del presidente es creer que su señoría es infalible, como sucede con ciertas figuras religiosas que ostentan la última palabra en materia de fé. No supondrá el señor presidente, que cómo hizo las oposiciones y las ganó, como se le nombró juez y como lleva años ejerciendo, hay que asumir que todas decisiones son incuestionables, a riesgo de ser acusados de libertinaje.
Vivir en democracia nos faculta para ejercer el derecho de opinión, y manifestarlo públicamente. Este consejo está desnudo y es inevitable un debate sobre el nombramiento de sus miembros, callar es una cobardía, una deslealtad democrática y una estupidez, porque no sirve de nada. Los del pueblo llano vemos el cuerpo del emperador, con sus imperfecciones epidérmicas y sus grasas, es evidente que el emperador está desnudo. Bajo pena de socavar el poder judicial en España, me atrevo a decir que este consejo de jueces organo de la suprema Justicia nacional anda en pelota picada por la vida pública y además está desnudo hace un tiempo. Todos sabemos de sus interioridades, de sus peleas de poder, de sus discusiones ideológicas, de sus tendencias y de sus componendas. No es una mafia, desde luego, pero ha demostrado que es capaz de distraer recursos asignar presupuestos y agitar la vida nacional persiguiendo errores en vez de delitos.
En dónde veo yo la diferencia entre error y delito, pués está claro en el dolo y en la duda razonable. Garzón creyó que los crímenes del franquismo son crímenes de lexa humanidad, como lo creyeron otros de los crímenes del nazismo, del pinochetismo o de videlismo. Curiosamente los listos y los apresurados, enseguida legislan amnistías para estos crímenes. En España, en plena transición, incluso antes de que tuviéramos lista nuestra constitución, se exigió una ley de amnistía. Esta Ley de amnistía es donde radica la cuestión. Cuando esta Ley se promulgó, pocos o muy pocos sabían a ciencia cierta cuáles habían sido los crímenes el franquismos. En España los franquistas que estuvieron cuarenta años en el poder tuvieron tiempo de sobre y medios para ocultar y maquillar la historia. Encima la transición fue tan necesitada de acuerdos para sacar a España del atraso democrático, que los que pactaron se sentaron a la mesa con la perentoria y no con la justicia. Claro con el paso el tiempo, investigadores, historiadores, asociaciones y familiares de los sobrevivientes fueron construyendo la verdad y la historia de las víctimas del franquismo salió del olvido en el que la condenó la Ley de la Amnistía. Por eso ahora sabemos más cosas, tenemos más certezas y mejores valoraciones de los crímenes del franquismo. Lo malo es que la verdad es más terrible que la fantasía y cuando la verdad sale a la luz, los descendientes y los afines al franquismos, auténticos camaleones de la democracia, se organizan para fortalecer esa Ley de Amnistía bajo la cual están protegidos los crímenes de aquel régimen al que tanto deben. Pero en estos últimos años las investigaciones realizadas por muchos profesionales y especialistas, avaladas por instituciones académicas internacionales, han alumbrado episodios y hechos de una gravedad inexcusable. Ante esta situación es evidente que no posible aceptar la ley de la Amnistía. Y eso es lo que hizo el Juez Baltasar Garzón. Los nostágicos creen que el respeto estriba en callar y seguir sin juzgar estos crímenes amparados por la Ley de la Amnistía, y llaman prevaricador a todo aquel que quiere investigar, debatir y juzgar la que fue una de las dictaduras más cruel y larga de la historia de Europa.