29 jul 2009

Bienvenida

Pegada a tu almohada y entretejida en sueños,
larvaria princesa de los sueños dorados,
embrión expulsado de la isla feliz,
ninfa de las calas y los olorosos pinares
no renuncies a regresar nunca,
quiero despertarte con buenas noticias.
que se posen en tus labios
como pétalos de crisantemo
descansando en tu respirar dormido.

28 jul 2009

El circo del sol

Bajó del firmamento,
tirabuzón blanco,
suave aleteo
espirales levógiras,
atrapando el aire con sus manos
cuerpos inhalámbricos
mientras aquella voz detenía el tiempo
y ella nos miraba desde los ojos de él
emocionados y felices
el color nos escurría
por las cansadas retinas
y la cara apastelada de sorpresas
y el corazón sobrecogido
y los niños hechizados
y los grandes eniñados

27 jul 2009

Taiburon

Taiburon era deforme, de chico sus vecinos no lo respetaban, por eso por feo y porque era bueno. En esta tierra los buenos son raros. A él le gustaban las pelis donde salían monstruos. A los animales con caras raras les hacía dibujos que chicheteaba en las paredes de su habitación, junto a las fotos amarillentas de los luchadores y de las encueratrices. En las noches les cantaba a sus truchas, a sus tritones bocones, a sus sapos de ojos saltones. Una vez hizo un poema y vino a decir que no quería descendencia y vino a decir que prefería morir de célibe impotente, y partió a un largo viaje, y bailó cumbias en Tijuana, y bailó valses en Apatzingan, y bailó boleros en Paztcuaro, y allí lloró viendo las lanchas en la noche de muertos adentrándose en la oscuridad con las flores de cenpaxutli y las velas iluminando el lago. Y desde entonces entrenó su jilguero a tocar lambada. Cuando Taiburon regresó, el mundo se había olvidado de él, por eso se fue al gabacho, pero Taiburon no quiso vivir en Miami, aquello era muy fino para un mexicano deforme y sucio. Regresó a su tierra se hizo mercenario y se vendió por un campo de maiz, y con lo que le dieron compró una docena de misterios y se perdió en una multitud solitaria para no declamar verbos, para no decir lo siento, para no decir te quiero, aunque no hacía falta el quería a todos los monstruos. Taiburon era reservado y su reserva olía queroseno, y a cuerno de chivo expiatorio. Pero era más bueno que el pan, que el pan de los domingos, que el pan, cuando se tiene hambre. Conducía una trocha por Nayarit, por la costa bajaba y subía, como una araña colgada del hilo, buscando a la mosca, de la montaña al mar, a ese que lo llaman Pacífico, por decirle de algún modo. Era un mirón de tortugas parturientas, le atraía las entretelas del mar y las tortugas porque eran feas como él. Taiburon se llamaba Nicolás pero los rejijos de la chingada de la escuela Benito Juárez, como todas esas que sólo sirven para formar a los hijos de la patria, como tenía los dientes mochos y en doble fila, lo llamaban tiburón, y cuando regreso de un viaje a casa de su tía Rosita en Tucson lo empezaron a llamar Taiburon.
Ahora Taiburon es mulero y mata, y nadie sabe por qué se llama así pero los vecinos huelen a miedo cuando lo ven bajar de la camioneta con sus botas de serpiente, su sombrero que apesta a carne podrida y ese bulto en el pantalón que todos saben que es. ¿Cómo chingaos no lo iban respetar?

26 jul 2009

Innombrable

Llegué temblando de emoción al muro
llevaba tanto tiempo sin nombrarte
busqué entre las grietas,
desechando las duras aristas hirientes,
buscaba un nido
donde apoyar mis labios y murmurarte
entre musgos y líquenes lo deje susurrido
casi fue un suspiro,
fue acariciarte

Hijos de España

Decir que somos
hijos de España
es decir tan poco
que da vergüenza
y declaro su linaje
de rojos y de olvidados
en el combate moral
en el exilio despojados
en la defensa de la libertad
ante esta histórica mierda
de triunfadores con caspa.

Sonará presuntuoso
pero mis antepasados
no están catalogados
no cuelgan sus nombres
de las ramas de ningún árbol
genealógico y dorado
no hay a su lado un noble
ni una ilustre sabandija
sólo son hombres y mujeres
comunes y corrientes
y decir que fueron hijos
de una España roja
es decir tan poco
que no merece la redención
de los manipuladores de la historia
de los que asumen su ventaja
como un derecho divino.

Sus nombres no constan
en los libros de actas,
ni en registros oficiales
no dejaron más rastros
que unos pocos nombres
escritos con esas letras
que se las comen el musgo
y las acaban tapando
las grietas y el polvo
de la amnesia nacional
pero ahí están escritos
como víctimas colaterales
en un campo de exterminio polaco
o en una lápida en Francia,
o en el lejano cementerio
de palmeras en Valparaiso,
o en la tropical Cuba
frente al mar.

Esparcidos por el mundo
llano y amplio
están estos hijos de España
mezclados y entreverados
con mujeres y hombres
de otras castas
abonando las playas
cálidas de América
pagando aquel oro
de los incas y los aztecas
con su propia vida
entregando su exilio
de educadores
de investigadores
de profetas de la palabra
para que nadie
en América diga
que los hijos de España
los volvieron a despojar.

25 jul 2009

Uno más de la lista

Soy un puto número
y eso me consuela
me disuelve en el anonimato
de este cementerio de triquiñuelas
ya no soy el río de sangre
que por latir fue embalsamado
ya no soy el deseo
de un corazón certero
nítido y ardiente
que fue domesticado
para necesidades materiales
ya no soy la mano firme
que la sostuvo como una vela
alumbrando sus tinieblas
el día enlutado
soy un puto número
en la lista de víctimas necesarias
para calmar la sed de esta
diosa implacable
impaciente
insaciable
y cavernaria
no soy el hombre acuchillado
no soy el amigo traicionado
vendido y mentido
no tengo esa importancia personal
de sorprenderme por no merecer esto
sólo soy un puto número más
una muesca en la culata
de un revolver vaginal
que acecha, apunta y ata
sin pecado original
el siguiente de la lista,
pasa...

Callar

No sé si me pides silencio
y que sea como un río callado
cuyas aguas enmudecieron
de beber tanta cordura.
o me pides que no desee
que sea impasible y etéreo
Pero yo no puedo decir
que no escribiré,
que no gritaré,
ni murmuraré
que no alimentaré
mi deseo de mujer
con tu nombre.
Siempre haré caso al indicio
de una sonrisa esperanzadora
que de a un beso un resquicio
para perderme en esos horizontes
afectivos de tus labios.
No puedo dejar de buscar quimeras,
no es posible sustituir
lo que no es recíproco
por buscar compensaciones
en este reino de las obviedades previsibles
no abandonaré el reino de la asimetría
seguiré amando la incertidumbre
que renuncia a la singularidad de lo amoroso
y no puedo dejar de escribirte poesía
a expresar sentimientos
sin acuse de recibo
sin reverso
o a llevar tu nombre en mis antojos
No buscaré en este solitario universo
un rebaño apacible de consensos
donde tenga simetría el verso
y viva sometido a la igualdad
de los espejos que nos devuelven
siempre lo que somos y queremos
No quiero asistir a la procesión
de los mudos santificantes
de los que expresan lo correcto
soy un condenado
pertenezco al linaje de los infractores
de las reglas de la justa reciprocidad
no quiero arroparme con los severos terciopelos
de mi silencio carente de deseos
sin daños colaterales
para no levantar sospechas
para que la nitidez de mis intenciones
se diluya inocua e inapetente
en un paño espeso
que lo oculte todo.
Innecesaria castración
para ser impotente
ante tu presencia
no hace falta tanto discurso
yo no necesito ser estatua
ante tu pisada inamovible
pasajera de mis sueños
que llevaría de polizonte en mi nave
hasta el fin del mundo conocido.
No asumo esta vocación de eunuco,
de versificador de cotidianidades
de inocuas verdades
no seré cantador de las flores del brezo
no soy hombre domesticado
ni poeta costumbrista
que pinta bodegones con palabras
Estoy cerca del lobo de los bosques
más que de un perro amistoso
que dormita en el jardín prohibido
de las simetrías inócuas
de las pasiones anestesiadas
célibe, callado y yermo
que baja la mirada gravosa
que ahoga los suspiros
y atrapa con los dientes
los deseos hechos palabras
y rumia silencios castos
Yo pertenezco a ese linaje
de los machos salvajes
de los aulladores de la luna
no puedo ejercer de censor de pasiones
no sé desecar versos.
Aunque se acaben los amaneceres en llamas
con tu nombre en mi frente
seguiré cultivando la estrategia
de perseguir tu sombra
entre la estepa
y moriré corriendo
jamás callando

16 jul 2009

Ibiza devuelta

Apenas te fuiste hace dos días
y ya llevo cuarenta y ocho horas sin verte.
Te fuiste a buscar el inmenso azul
de ese Mediterráneo seductor impúdico
y voy disculpar tu ausencia
porque te fuiste a nadar en las calas
de esa isla que me cela
a desnudarte ante un sol
que te engalanará orgulloso
con mil lenguas de enfebrecido fuego.
No sé si encontrarás hombres del norte
que te cuenten al oído
leyendas y rutas misteriosas
y que tú los escuches complaciente
relajando la cabeza
disfrutando sus aventuras y su deseo,
Y todo puede ser
porque en esas islas de Ibiza
cosas semejantes pasan
Y puede ser que beses y que ames
pero también sé que tarde o temprano
regresaras hastiada
a la niebla acuosa de estos lares
Y yo estaré aprendiendo a esperarte
que es un arte difícil como pocos
tu regreso parece un fruto inalcanzable
y quiero escuchar de tus labios la crónica
de este viaje veraniego y fascinante
y saber de ti, más no te veo,
y no eres un espejismo cibernético
porque recuerdo el sabor de tu piel
pero no encuentro como soportar tu ausencia
sin relojes digitales que controlen tus latidos
estoy aprendiendo a no escuchar esa risa tuya
que cascabelea mi corazón y me vuelve niño
No quiero saber de Ibiza,
ni de sus puestas de sol pluscuamperfectas,
no me hables de sus aquelarres amorosos
no me describas a las ninfas del deseo
Sólo quiero que me digas
qué sentiste cuando miraste
desde lejos su silueta
te era familiar su puerto
reconociste los rostros de esos
nueve marineros que aún pescan
en sus playas
tuviste la sensación de que habías estado allí antes
de qué color era aquella piedra plana
en la que posaste tu pie de primavera
al entrar a bañarte por vez primera en sus aguas
era del color de las anémona rosadas de nuestra playa,
o tenía los tonos cálidos ferrosos
de la caverna acrisolada
donde nadamos juntos
Ahora que yo habito este templo del silencio
donde guardo y cuido con esmero
todos los segundos que estuvimos juntos
es como pesar el tiempo
en la balanza del recuerdo
que es lo único que tengo
y aunque mis asuntos me llaman
para departir entre infantas de esta tierra
yo sólo puedo pensar en mi princesa alada
la que lleva el mar en los ojos
y trenzado en su pelo, los atardeceres

Por mirarla

Señor juez fue a las tres de la mañana
estaba el patio en lunas y los gatos locos
el mundo bostezaba y el barrio entero dormía.
Entré en su habitación,
sólo para mirarla
entre la enredadera de sus pestañas
aceché furtivo sus sueños de sultana,
entre los rosales de la mora blanca
las estrellas jugaban a ser cometas
con su cuerpo álamo en un mar de sábanas.
Sopló la tramontana de su aliento
perfumado de madreselva
su melena de oros
que saltaba en cascada
en la almohada de lino
que abrazó su cara
y sus labios tibios
marcaron de arándano
las flores bordadas.
Sus senos de fresa
suavemente derretían escarchas.
Señor juez, estaba el patio en lunas
los gatos locos y su madre roncaba
y loco de amores me metí en su cama.
No la tocaron mis dedos,
ni mis labios se atrevieron a besarla
la miré hasta la alborada.
Amanecí esposado por la policía
la madre quiso estrangularme,
las vecinas se asomaron
con envidia a las ventanas
el barrio amaneció escandalizado.
Caminando al juzgado
los vecinos me insultaban.
Pero ni ellos, ni usted
podrán borrar, señor juez
la sonrisa de mi cara.

Nuestra casa

El muro blanco y la enredadera
y la sombra de los gorriones
volando sobre la cal
obsesivamente blanca
tu rostro en la ventana
un cielo azul hiriente, inmaculado
la casa del espacio es la nuestra
donde habita con mis deseos, tu presencia,
allí pasea tu cuerpo de palmera
con ademanes de gata en corredores
las habitaciones huelen a tus enaguas
amasé los ladrillos con tu ausencia
y construí paredes con alma
las tejas las hice con tus besos
y las ventanas el color de tus ojos
de cielo inmenso

Las diferencias

Hay siete lenguas de fuego
entre usted y yo,
hay siete pecados capitales hechos cisco,
hay demasiada saliva
para una sequía,
hay demasiado amor
para ser cierto.
y se nos desborda y sale
por eso las calles murmuran
cuando nos ven de la mano
Entre usted y yo
hay actos inconfesables,
que ni los dioses entienden
ni pienso explicárselo,
Entre usted y yo
hay un puente de plata,
y una pizca de años
que no nos separan.
Diferencia acobarda
y uno que se sabe efímero
tiembla sólo con mentarla
Entre usted y yo
hay una guitarra blanca,
que tu tocas peteneras
y hay más de lo que suponen
los que censuran miradas.
Entre usted y yo
hay un nido de esmeraldas,
que desgranaremos juntos
si usted otra cosa no manda.
Usted es magnolia de lujo
y no tengo más que certezas
porque cuando la miro a la cara
siento todo su embrujo
Sí usted fuera mi amante
yo no tendría palabras,
estaría dos mil años
consultando diccionarios
para darle a usted las gracias.
Mujer, si tu quisieras
ser mi amante blanca
haría días de boda
todos los de la semana,
araría en vuestro surco
con delicadeza sabía,
como los campesinos
que aman su tierra santa.

Una lluvia lejana

Llueve en México,
y las aguas de esta tierra
madre desconsolada
ahogan a sus hijos.
Sonando están las caracolas
y los teponachtlis retumban en el valle
por las cuatro esquinas del mundo,
los mexicas invocan a Tonatiuh
para que los caliente con sus rayos,
Tlaloc el dios iracundo de todas las aguas
esta fiero en su casa
y no se aparta del quicio
con su ceño fruncido.
señor oscuro de las venganzas.
Su hermano gemelo Quetzalcoatl,
el despertador de las auroras
el que saldrá de las selvas
y traerá luz a los hijos del maíz
nos ha olvidado.

14 jul 2009

Manual de instrucciones para duelos

ANTES DE BEBER
Coja usted su dolor
y bebáselo de un trago
emborráchese de duelo
hasta que cante el gallo,
tres veces para ser exactos,
luego desdígase, contradígase
y maldígase a si mismo
por amar a quien no lo merecía
al final la culpa es suya amigo
abandone la ilusión de la inocencia,
ella era astuta y usted no lo sabía
estaba adormecido por la autocomplacencia
deje de pensar que ella era mala
lo que sucedió es que usted
es un ser lleno de carencias amorosas
que cayó fulminado por sus instintos
pero no se aflija compañero
que todos algún día la cagamos
y hasta los más justos profetas
alguna día de una mujer vacía
también se enamoraron
si quiere cante tangos y boleros
hasta el amanecer cansado de llorar
pero no sirve de nada un duelo
en el que no se perdona,
ni se logra olvidar
lo sensato es vaciar la copa de la vida
apurar el trago amargo y sin consuelo
levantar la vista de los posos
y mirar limpiamente al alba
que se asoma, que a lo mejor viene acompañada
de un sol alegre y placentero
en la sonrisa de una mujer fecunda
no se detenga un instante
en arrumacos tiernos
que un hombre
que ama no es cobarde
nunca olvide que los duelos duelen
porque se vive,
porque se ama y se tiene esperanza
Pero los duelos sólo duelen
a quienes saben porque aman
A los anestesiados no les duelen
porque cambian de amor
como de autobús o de zapatos
no saben si aman, desean, necesitan o quieren
ni por qué, ni si suben o si bajan
en el tobogán de sus inconsistencias.
Para ellos este manual no sirve
ellos no saben de qué están enamorados
Amigo, no caiga en la tentación
de querer ser como ellos
es cierto que no les duele tanto
pero cuando se dan cuenta les duele más
no deje de amar por si acaso
y cada día preocúpese
por saber qué es lo que ama
del otro que está a su lado en la cama

PRIMER TRAGO
Logrando reivindicar la locura
la más depauperada de todas
ella decía amar sin medida
y decirlo sin sentirlo
y decirlo sin
y decirlo
decirlo
pero sin hacerlo
hacerlo
en todos los reinos posibles
del abismo,
en la ausencia de certezas
sin cortapisas,
sin coartadas posibles
mintiendo con el corazón y la cabeza
traicionando todos los principos
de la lealtad al arte de amar
integralmente demencial
ilógica y destructiva
así fue esta vacuidad
que provocó este duelo
este duelo travieso y divertido
para mí que vengo del submundo
de la dictadura de hilos de araña
de sus inhalámbricos dedos,
extensiones obedientes
de manipulaciones
que teclea compulsiva
mensaje a mensaje,
en instrucciones y decretos
en SMS encriptados
seducciones huecas
con citas de acercamientos
y de alejamientos
y de mientos
para todos los súbditos
de su enervado imperio.
Reina de corazones
la más dura,
capaz de masticar
hasta sus propios dientes
antes de reconocer su insatisfacción
esclavizada por la terrible tensión
cotidiana de fingir ser
una buena monárquía
regentando una corte de gusanos.
Ella se acomoda su nuevo cetro
con blutut incorporado que brilla
en su sien estratégica
a golpe de deseo digital
de hiriente y brutal cabezazo
ahora ya busca y acecha
con tecnologías de punta
que apenas comprende
despótica reina iletrada
pero Internet le da alas
puede cazar a distancia
y eso le colma de planes
y nuevas acechanzas
el nuevo serrallo se expande
ahora se extiende más allá
de las fronteras de la piel
en tierras lejanas
y ahora otras fieras
están en peligro y no lo saben
Ella desde su guarida
controla al animal
mastodóntica asesina
de la ternura
secuestrando el cariño
y provocando melodramas
instalada en el deseo irrecuperable
por tener un vomito redentor
y primigenio que la vuelva humana
Pero mientras eso suceda
ella miente sin piedad
con su máscara de ángel
hasta la nausea
En su próxima actuación más exquisita
ya no habrá ninguna piantá luminosa
que recorra Buenos Aires encantada
sólo hay un cascarón rebosando emociones
un cuerpo femenil inundado de tristeza
y de insatisfacción
avorazándose sobre un espejo roto
pensando que allí está su felicidad perdida
porque todo lo que encuentra
a su paso de chiflada y solitaria,
lo utiliza, lo desentraña y desarma.
Luego tanguera y amargada
común y vulgar,
alma desestructurada y extremosa,
luego destruirá al hombre
para salvar el amor
cuando lo toque.

SEGUNDO TRAGO
Se abre un abismo a mis pies
que se abra el abismo
y el mirar abismal
a lo profundo
hallo mi canto
y a mi amnesia
y el canto me da la sonrisa
y recupero la risa
vuelve a ser la vida bella
nadie merece tanto
nadie merece nada
yo me encuentro de nuevo
me reencuentro
me encuentro
me cuentro
me cuen
me tro
me ro
meto
y así se terminó este cuento
del duelo por la reina de corazones
¡Salud! por las bienpagás
que esta lo estuvo de sobra

TERCER TRAGO
Ya se respiraba en su sonrisa lo nuevo
y aquel mirar no tenía dudas
esta recién nacida
que no teme lo viejo
se repetía en ciclos
y en mitologías
Ella es lo nuevo
e incita
despierta
nutre
alerta
suma
no resta
en cambio el bucle
apesta a aburrimiento previsible,
lo nuevo que trajo ella
era desliz fluido
un encanto de sirenas
un desafío prometedor
de horizontes ciertos
pero no faciles
eso jamás
porque en lo misterioso
tiene sus secretos.
Lo nuevo es la verdad que se revela
la puerta que se abre
nuevo es lo salvaje
que vienen a vernos
a despertarnos del viejo letargo
de un marchito duelo
Bienvenido sea lo nuevo
lo que antes era ignoto
llega y se hace cierto
nuevo me provocas y convocas
a la aventura y al cambio
a seguir adelante
y pisando suelo
a perdonar a quien nos pisa
a los que van por la vida
dejando víctimas colaterales.
Amo lo nuevo porque invita
a descubrir su secreto
porque su estruendosa creatividad
que no daña gratuitamente
por eso nuevo, te quiero

12 jul 2009

El día más feliz del verano del 2009

Ella le puso el título,
yo elegí la fecha
el mar y el acantilado, el nombre
en la Playa del Silencio,
la cita fue hecha
Para nosotros un paraíso inesperado
del que no nos echaron
ángeles intransigentes
o dioses judíos amargados
Eramos Eva y Adán subyugados
rendidos ante la maravilla del agua
enamorada de nuestros cuerpos
tan libres y fugaces
desnudos y felices
que nadamos horas
en pos de nuestra fluidez
entre arrecifes, cuevas y corales
A nadie asombre que no hubo
más pecado, por no dejar de ser originales
donde la tierra nos condenó errantes
el mar nos acogió en su seno
su concha de anfiteatro marino
fue nuestro lecho de espumas
la tierra se abrió de un tajo
y en la roca milenaria
teñida de ocres y verdes
tornasolados cúpricos e iridiscentes
se hizo nuestra habitación de amantes
donde acariciados por el astro rutilante
que desde cielo lanzaba sus antojos
hicimos una fiesta de amorosos
leyendo poesía entre las llamas
que brotaban de nuestras pieles
y las temblorosas que reflejaba
el mar de los espejos del silencio
Y allí entre las suaves
piedras redondeadas
me leyó y le leí
poemas al oído
Neruda apenas fatigado
con sus 105 años en la tripa
ya no escribió los versos
más triste esa tarde
y se dejó seducir
por los amorosos poemas
de Jaime Sabines
Y reímos dichosos
por querernos
por sabernos amigos
y asumiendo que eramos efímeros
supimos certeros
que nuestra felicidad
tendría consecuencias
Rendido el Cantábrico
ante sus flotantes pechos
de sirena entusiasmada
le ofreció una piscina en Lesbos,
una mansión de algas de colores
un arco misterioso de corales
abierto en las entrañas minerales
de una falla tan antigua
que vió como surgía
el plegamiento geológico
del principio de la nada
y una cueva de llena de tesoros
de un filibustero amante de la esmeralda
le ofrecí mi compañía
como cuidador de su bella espalda
bajé con ella a las profundas aguas
del bosque de las anémonas
La seduje hasta donde la cordura aconseja
sin prisa pero sin clemencia
y del silencio nunca supe
porque ella inundó la playa,
con su risa fresca

El Bolsón de Higgs

Para una poeta que se baña a luz de la luna, espléndida y casi desnuda, sólo arropada con la gasa de una poesía que se asoma curiosa ante los secretos ignotos de la vida.

La más pequeña, la más sutil
apenas un suspiro de la materia
sin más esencia que su energía
ella es la dama del fiero carril
por el que todas transitar deben
elementales y planetarias tienen
que fijar sus órbitas nucleares
al golpe electrónico y descortés
que el bolsón de Higss les ha dado
para fijar sus partículas adminiculares
y el mandato del dios será obligado

11 jul 2009

La frase lapidaria

Escucho los horrores
y su brutal legado
cuando prendo la televisión
el llanto de un niño palestino
cuando salgo a la calle
ese rumor de gente maldiciendo
al otro al que no es tan rápido
o tan listo como ellos
y los llaman subnormales
hago mi colección de infamias disonantes
de frases lapidarias que hieren
como balas lentas al oído
brutales mentiras elevadas al altar
pendejadas voluptuosas amplificadas
a la categoría de certezas
que me dejan deshojado
inerte, volátil, sin fijezas
zarandeado por este despilfarro
de frases lapidarias que esconden
egoísmos profundos
con raíces que llegan al alma
reinos de miseria sentimental
que disfrazan la incapacidad
absoluta para sentir nada
por nadie
que no sean ellos mismos
con el vacío de su almario
llenan de esas afirmaciones los silencios
uno de los más triste de todos
los escuché de unos labios
a los que había besado
"no me volveré a acostar
con nadie que me ame"
Qué sangre corre por este corazón
que parece tan maltrecho
herido, marchito o muerto
o seco irremediablemente
qué le pasó en esta vida
para que el amor sea maldición
y no alegre caricia
qué mano busca para acariciar sus senos
qué placer procura
que no puede el amor estar en ello
No lo sé no soy el dueño
de esas respuestas que asustan
antes incluso de ser pronunciadas
pero ellos los insensibles al amor
son legión están por todas partes
nos acechan y exterminarnos quieren
estos discapacitados de la vida
son un ejercito de cuerpos sin corazón
que andan por las calles
asesinando a los amorosos
con su sádico catecismo
Al que me ame
lo destruyo
al que me rechace
lo idolatro.
Disfrutando de esta cruel
campaña publicitaria
"no me volveré a acostar
con nadie que me ame"
Esta frase lapidaria
y su horror en las noches
más infames me persigue
pensando en la locura
de quien orgullosamente
la pronuncia

9 jul 2009

Amar el mar

Necesitamos amar,
como transpirar
como respirar,
imposible vivir sin hacerlo
amamos en última instancia
antes de perder todas las batallas
que la razón nos impone
sólo después de presentar argumentos
el ser se rinde ante el milagro
y el amor fluye río errante por la venas
Yo ame a la mar
salvaje y libre,
no quise retenerla
pero amé su azul electrizante
su bastedad y su cuerpo de gaviota
ame a sus hijos navegantes,
a su espuma y a su quimera.
Mente se alzó en pie de guerra
y me puso los pies sobre la tierra
y yo me defendí de ella:
La mar era mi cuna,
la mar era mi madre,
acuosa y profunda,
mi razón de ser y de sentir
Mar era la esperanza revivida
que me trajo lo nuevo
noticias de tierras ignotas
mensajes de ciudades invisibles
era la mensajera de las orillas prohibidas
conocedora de todas las lenguas

Pero el diálogo interno no cesa:
La mar es indomable
nunca se entregará ti, me dijo
te destrozará en sus olas,
en sus torbellinos caprichosos
perderás la poca sesera que te queda.
La mar es suya,
de sus arrecifes canallas
de sus caprichosos vientos,
de sus resbaloso suelo de algas.
Se besa con los piratas,
se abraza con marineros borrachos,
la mar clara que tu buscas,
en su fondo guarda cementerios,
dolor y mucha ausencia
la mar no sabe a donde quiere ir,
es un capricho, una entelequia

Ves sus olas e interpretas
que te manda mensajes de amor,
pero sólo es agua que obedece a la marea
es la luna la que manda
es el viento que sopla sobre ella
Todo eso lo sé, al fin a la razón me impongo
Ya sé que la mar no existe,
que son millones de gotas orquestadas,
pero lo que yo amo no es su forma
es la coherencia de la música con la que danza.

Ya sé que podrá parecer cruel,
pero no es su naturaleza destruirme
lo sé porque he bebido de su vientre
el agua salada placentaría
que a todos nos dió vida.
La mar no es caprichosa
está buscando, como todos,
el sentido de sus orillas
el descubrimiento indeformable
la verdad cambiante
Su compromiso con nutrirnos
es más amplio que los siglos
Y si mi quilla enfila a su horizonte
y si mis velas van henchidas de esperanza y alegría
prefiero mil veces hundir mi nave en ella para siempre
y ser naufrago perpetuo entre sus olas
que morir de viejo con la barca intacta
amarrada en el seguro puerto
mascullando la letanía del arrepentido
con la boca llena del sabor amargo
del no pudo ser

8 jul 2009

Reglando ando

Ojalá yo tuviera un regla
una larga y abundante,
que de sangre llenase los instantes
y manchase mis principios
para poder decir
que me duele
esta vocación de ser
y no ser madre
una regla que me permitiera
afirmar que estoy así
febril y roto
porque soy animal fértil,
que no se reproduce
pero no tengo esa suerte
no tengo esa regla salvadora
no hay justificación posible
y estoy así, porque me toca
sentirme aplastado,
pero vivo
nada puedo decir que me consuele
es mi silencio sin sangre
la herida de la daga etérea
que el desamor provoca
no macha, pero duele

Pareados al atardecer

No soy el poeta de lo hermoso
ni amaso versos para ninfas
me la sopla el oficio indecoroso
de escribir sólo del amor y sus aristas

Canción infantil compleja

A víbora, víbora de la mar,
de la mar
por aquí pasó el nagual
los de alante corren mucho
los de atrás se quedarán...
pero no inmóviles
ni petrificados
ni plastificados como un DNI
tampoco anclados en la charca
de la esoteria barata
de los abonados a un hexagrama del I Ching
ni domesticados en un acto rutinario
por las amistades con las damas frías
que acechan en la noche sin estrellas
y hacen planes silenciosos y ruines,
maquinando telarañas de cristal
y redes de cuchillas de afeitar
donde colgar los despojos de sus amantes
los de atrás no se quedarán
lamiendo heridas
ni abrirán las venas rojas
con cuchillos de obsidiana
ellos se quedarán si
pero esperarán la llegada del momento
el tiempo reposa sus instintos
no pueden actuar ahora
se deben al ciclo,
al exacto tiempo

AFORISMO DEL ATARDECER

Aquel que desprecia el amor
ofende a todo el universo

6 jul 2009

Esperar

Yo no sé si espero
porque la esperanza
es un bálsamo
que dilata la certeza
de mi fracaso
o acaso espero
porque no sé
hacer otra cosa
y esperando puedo
tocar el alma del tiempo
y acariciar los sueños
de felicidad a su lado
y dejar de correr
y dejar de buscar
sólo esperar
hasta que la vida cese
y entonces...
se haga realidad
que el amor me visite

5 jul 2009

Preguntas que no quieren respuesta

Qué le ha pasado a nuestro mundo privado
ahora hastiado y roto
aquel que cubrimos de nubes y sueños
en medio de la tormenta estrepitosa
de lo mundano y lo convencional.
Dónde quedaron nuestras promesas
de ser camaradas
y brindar con café
mirándonos a los ojos
y dónde esta ahora
nuestro valiente discurso
nuestra poética esplendorosa
aquella dialéctica impecable
entre la obsesión y la revolución
de Nietche a Onfray
de Gibran a Doulos Oukon.
Acaso está rota nuestra alianza
contestataria y hedonista
y yo no me he enterado,
he sido un vanidoso
que no escuchó las trompetas del ángel
anunciando el fin del paraíso
¿Estaré viviendo una utopía?
Nadie comparte conmigo
estos sentires que acunan
la añoranza por vosotros
por aquel tiempo alegre
siento melancolía
tengo saudade de vuestras risas.
Taciturna y terrosa mi memoria
se desliza por el barro de mi pensamiento
amasando arena y polvo de nuestro pasado
con las aguas saladas de una lluvia amiga
estoy loco por extrañaros
porque es evidente,
que ya no queréis
que ya no buscáis el reencuentro
¿Seré el imbécil que os amó
y que os ama?
cuando ya se cerró
el capítulo de seguir siendo amigos
cuando ya explorasteis el último rincón
y el más profundo de mis secretos
dejó de interesaros mi compañía.
Es que yo no me enteré de cuándo,
cómo, ni por qué, y estoy flipando
vivo en aquel tiempo anclado
sin querer moverme,
ni partir un poco
Y por eso añoro
vuestra nocturnidad
sincera y alevosa
las conversaciones inteligentes
al filo del amanecer
buscando la verdad a dentelladas
yo no creo que aquello fuera un simulacro
y sin embargo ahora
todo parece tan falso
como un espejismo

4 jul 2009

Tomándote

No era un secreto que las reuniones en su casa eran encantadoras. Y no tenía que reunir muchos recursos. Sólo invitarnos a tomar té. La vieja tetera, a la que muchos le dan un papel tan protagónico, para ella no dejaba de ser un simple cacharro, aunque fuera de la mejor porcelana inglesa, y el té era el gran protagonista, cuya misteriosa mezcla siempre era exquisita. Cuando tomaba té en su casa, me invadía aquella sensación cautivadora que se apoderaba de todo mi ser, como si fuera poseída por el espíritu de un amante tribal, primitivo y poderoso. Pero hoy la muy zorra, me había llamado en la mañana para darme una noticia que clausuraba para siempre aquel rito que compartimos los últimos años. Me dijo que ella y mi marido eran amantes.
Abandoné la habitación, demolida y rota, caminé como sonámbula por la casa sin rumbo y terminé en la cocina abriendo armarios compulsívamente. Si esto me hubiera sucedido en Europa, habría llamado a mis compañeras de la universidad, a Susan que siempre tiene respuestas para todo, como aquella vez que me dijo que Jhon, mi pareja como amante era un excelente pigagüista. O se lo hubiera contado a mi vecina Dorothy, que me consolaría como una madre incondicional. Esto lo hubiera llevado con más dignidad y alegría, pero aquí en este país de pagodas y templos milenarios, cuyas selvas están cuajadas de animales peligrosos, y bordeado de playas sensuales, recibir una noticia así tenía el efecto de un cataclismo.
Recordaba la primera vez que estuve en su casa y me dio a probar su té, cuando empecé a saborearlo con la lentitud de un protocolo anciano, tuve la sensación de que estaba teniendo un orgasmo en mi boca, un placer cadencioso y caliente acompañaba a cada sorbo, mientras yo sentada con las piernas cruzadas en el sillón de madera de cerezo laqueado, apretaba mis muslos para evitar temblar como una hoja ante los demás invitados. Había que reconocer que era una gran anfitriona, por su salón había pasado algunos dignatarios, los embajadores y diplomáticos de todos los países de Occidente, incluidos algunos empresarios locales, y los altos ejecutivos representantes de compañías americanas, como mi marido. De aquella mujer asiática ruín y depravada, cuya sonrisa enigmática que siempre acompañaba de una contagiosa y sonora carcajada, era capaz de hacer una mezcla de té envidiable e insuperable. A mi me la presentó Hellen, la secretaria de la embajada. Fuimos a su casa una tarde de agosto, y mientras afuera caía una lluvia mozónica con estruendosa algarabía, nosotras en aquel acogedor salón rojo y negro, conversamos de hombres, de sexo y de modas. Mientras las tres mujeres libamos en aquellas diminutas tazas blancas un líquido algo rojizo, con las notas de sabor más exquisitas que yo haya probado nunca, afuera el mundo se inundaba. Al despedirnos yo alabé la calidad de su té y de dije que nunca había probado nada igual, entonces ella pidió que le esperase, desapareció detrás de un biombo. Regresó al poco con un pequeña cajita en su mano, envuelta con delicadeza como obsequio.
Mientras mis recuerdos iban y veían como en un estado de hipnosis y de furia, saqué de un armario la vieja tetera de tía Aghata y empecé a preparar un te. Tomé una porción generosa de la misma cajita de hojadelata con extraños signos, que Lin Po me había regalado hacía unos meses y que me reponía cuando yo le hacía saber que la había terminado. No tardó en estar listo el té, me senté en la mesa de cocina, sujetándome las sienes son mi mano izquierda, mientras en la derecha temblorosa apenas sostenía la taza con la infusión. La bebida se deslizó entre mis dientes acariciando mi lengua, mientras exhalaba en mi garganta notas aromáticas de las faldas del Himalaya. Evidentemente no era puro, era una mezcla, y aquella condición mestiza lo volvía más sugerente. Mientras degustaba aquel aroma afrutado de las camelias de Ceilán, sentía atrás en mi paladar una niebla de vapores de aceites de naranja, entonces dejé exhalar un suspiro, abrí los ojos, miré el revolver y rompí lentamente la nota de suicidio. Mi marido y su infidelidad no podrían competir con aquel té jamás. Mi único consuelo fue que al menos durante estos tres años me tomé su exquisito té, y ella en cambio se acostó con un amante poco sobresaliente.

SOMBRA MÍA

Decimaprimera luna en Nunca Jamás, sin ti.

Han pasado demasiadas lunas desde que te fuiste. Como todas las noches, hoy he salido a buscarte, he recorrido todos nuestros territorios, los senderos secretos de la selva tapizados con las flores de las magnolias, por donde anduvimos juntos, presurosos y alegres detrás de las brisas de mayo. También he buscado tu presencia entre la penumbra de los sauces del bosque azul y en las arenas doradas de las playas del Este, todo sin éxito, no te hallé. He dejado a los muchachos en torno a la hoguera, estaban contando historias de piratas, como siempre. Ando absorto y cabizbajo en mi soledad. Los demás empiezan a murmurar a mi paso, lo sé y me doy cuenta que estoy perdiendo el liderazgo. Ayer, después de cenar, escuché que uno de ellos cuchicheaba, que yo no era ni la sombra de mí mismo, que ironía. Les pregunté a las sirenas, a las hadas que viven entre las acacias que crecen junto a la colina, donde suelen posarse al atardecer las guacamayas irisadas, y a mis amigos los indios, todo fue en vano, nadie te ha visto pasar. Desde que te fuiste, ya no encuentro nunca el cauce de mis ríos. Sé que decir nunca es una exageración prolongada, lo sé, pero es que estoy perdiendo la cordura, que jamás tuve y exagero a la menor provocación de tu recuerdo. En mi demencia desproporcionada pensaba que eras parte de mí, de mi propiedad, inseparable, que eras un atributo de mi persona y eso me hizo olvidar tu misteriosa identidad individual, tu sutil presencia. En realidad yo no sabía, ni siquiera sospechaba que tenías decisiones propias. ¡Imagínate! Ahora ya aprendí que eres capaz de separarte de mi cuerpo y alejarte, sin que yo sepa a dónde. Pero que te hayas ido, también lo he provocado yo, con mi actitud. Sé que soy raro y que a veces suelo olvidarme de las personas y de las cosas que me rodean, me gusta demasiado vivir cada día la aventura de involucrarme sólo con lo esencial. Me gusta volar con la imaginación, no tener límites, porque no hay ataduras en el cielo de los que jugamos a que nuestra sombra nos escucha. Pero entre juegos y juegos, un día sucedió lo irreparable y te fuiste.
Recuerdo aquella tarde intensa y nuestra en la cueva marina, cuando mis percepciones se llenaron de tu forma y tu silueta saltarina corrió junto a mí, deslizándose a mi paso por las algas y las piedras mojadas. Corrías veloz a mi vera, pegada y unida a mí, indisoluble. Aquella fue la una tarde de confesiones salinas y de escondites en las oquedades de los acantilados. ¿Recuerdas? Luego fuimos a danzar en un claro del bosque rodeados de jacarandas. Nuestros pies surcaban la alfombra malva. Yo estaba feliz y giraba en el aire, gritando a todo pulmón nuestra alegría. A nuestro alrededor se alzó un torbellino de flores que nos embriagó con un aroma hipnótico. El sol cubrió nuestro lecho de atardecer y tú te acurrucaste a mi lado. Soñé que me iba sólo a tocar la luna y que te dejaba en tierra para ir más rápido. Cuando desperté en la obscuridad, tú ya no estabas a mi lado, te busqué durante toda noche, desde entonces no he vuelto a verte. Al principio no tener sombra fue para mí un alivio, me sentí más libre y pero ahora me he dado cuenta de que contigo he perdido demasiadas cosas. Andar por ahí brincando de rama en rama, me ha hecho descuidado y perdedizo. ¡Que ironía que me suceda esto a mí, a un chico perdido! Te acuerdas que me encantaba sentarme en los acantilados al anochecer, y sacrificar al olvido todas las cosas cotidianas que no me habían conmovido aquel día, y arrojaba una piedra al mar por cada una de ellas. Me gusta desprenderme de todo y desnudarme ante el holocausto inflamado y naranja del atardecer, sólo frente al mar, dejando atrás, antes de cada sueño, aquello no servía al propósito absoluto de lo esencial. Sabía que al día siguiente, ella, la madre compasiva y generosa habría de volver a regar los valles de mi olvido, y en las islas de mis sombras habría charquitos luminosos de salitre que jamás reflejarían mi rostro. Yo tenía la certeza de que las cosas que olvidaba, al amanecer regresarían a mí, entonces qué importaba olvidar un poco al dormir. Pero tu no regresaste al alba, como la brisa que nos trae el polen del amaranto, como el mar que siempre me lanza sus olas. Tú te has ido de mi vida y sin ti de qué me sirven los amplios caminos de la libertad, qué me importan los juegos milenarios. Antes volando a tu lado todo era grandioso, ahora nada me colma, ni complace. Ya he probado deslizarme por las lianas de la ayahuasca a las cuevas interiores de mi ser, he peleado con los bucaneros más temidos, amenacé al mismo rey de los caníbales y combatí en duelo sangriento a tres cocodrilos hambrientos por un largo ayuno. Nada me ayuda a que me olvide de tu presencia saltarina, añoro ese tacto sutil de tu aterciopelada textura que suavemente se pegaba a mis pies, a mis codos y a mis manos, como una capa de tela de araña.
Cómo te he buscado, no te imaginas, hasta perder el aliento en los pantanos he gritado tu nombre. En el interior de los tuquis de los indios, metido entre humo negro de las hogueras rituales, hasta quedar ronco, sólo me queda esta anacrónica forma de comunicación. Te mandaré esta carta con la esperanza de que tal vez la leas, por si estás al otro lado del mundo donde moran los efímeros humanos, los ordinarios poseedores de sombras. Deseo que me perdones, porque en todos estos años, no he sabido como llamarte de otra manera que no sea esta, sombra mía.

Tuyo siempre

Peter Pan

3 jul 2009

GUITARRA

Arrastra y rasga
digita y lija
pulsa y salta
la guitarra
y del corazón
pausado y cadente
el son
Y suena un contrabajo
pulsando un arteria
sonora, delatora
de instintos bajos
dando ritmo a la viscera
alas al latir
un águila en la voz
acecha los silencios
y los habita y los penetra
y los preña de sentido

Mar de olas

El mar es un agua cursi redimida
que se torna salvaje
por el hechizo de un embrujo
que no sabe de modismos culteranos
el mar es la tribu de las gotas
de agua enmarañadas
con la libertad en sus espumas
con la verdad en sus profundidades
Las olas no van,
la que se va es el agua
que retorna a su simiente,
las olas vienen siempre,
y desde el mar las mandan
para acariciar tus arenas
orgullosa y solitaria playa