17 may 2014

Serikame, hombre del Este

El 30 de mayo de 1984 un eclipse de sol cruzó México por el trópico de Cáncer. En el desierto de San Luís Potosí, cerca de Matehuala, en la cima del monte Quemado, un maraakame de la étnia wixárika celebraba una ceremonia. Estabamos en Wirikuta, el lugar sagrado donde los wixárika llegan en peregrinación, en uno de los viajes espirituales más intensos y conmovedores, guiados por el espíritu de Tamautz Kauyumari (Nuestro Hermano Mayor Venadito del Sol) un deidad similar al dios tolteca Quetzalcoatl, la serpiente emplumada, él que se manifiesta a través de la planta sagrada del Hikuri, convirtiéndose así en Tatei Hikuri o Nuestra Madre. Es una cactácea que crece en el desierto identificada como la Lophophora williamsii. Pancho, como se llamaba en español el chaman me preguntó de dónde era, y le conté que era de España. Me pidió que señalara dónde estaba ese lugar. Sin mayor precisión me puse de pie y señalé hacia el Este. Pancho dijo tú eres Serikame. El yerno de Pancho, Apolonio, me dijo que serikame significa, hombre que viene del este. Me hizo gracia que los wixárikas, o huicholes como los llamamos los españoles, a nosotros nos llamasen serikames,  por venir del oriente. Sonreí, mientras abajo a nuestros pies, la sombra del eclipse corría por el desierto, como el venado azul detrás el  hikuri. Era en Leunar, el desierto cercano al pueblo minero abandonado de Real de Catorce, donde años atrás, el chaman Osvaldo Ramos me dijo: Somos efímeros y los que han logrado aprender a vivir con esa certeza y sonreir no son más sabios, pero son menos pendejos.
El caso es que en México a los españoles los llaman gachupines, en otros sitios nos llaman gallegos, dagos o matadores, pero para los wixáricas, los que llaman huicholes somos serikame, hombres del Este, que vinimos con el sol.

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