7 nov 2009

Crimen de Estado

"Fui secuestrada al peor estilo siciliano, con violencia verbal, física, llaves de inmovilidad, rodillazos" Esta es la declaración de Yani Sáchez, redactora de una de las bitácoras cubanas mas agudas y premiadas por la comunidad, después de haber sido secuestrada por agentes de "seguridad" del gobierno cubano esta semana. Un delito de estado que se comete bajo el mismo paraguas que hace 29 años brindó, en el Salvador inmunidad a los asesinos del arzobispo Arnulfo Romero. Recientemente en Honduras, militares al servicio de un grupo de políticos de la derecha, dieron un golpe de estado y destituyeron al gobierno elegido democraticamente. Los agentes de "seguridad" cubanos, los escuadrones de la muerte salvadoreños y los golpistas hondureños, todos actúan bajo la cobertura legal que les brinda un gobierno y sus delitos adquieren esa magnitud de crímenes de estado, porque hay en todos estos actos delictivos una alevosía y una ventaja desproporcionadas frente al pueblo indefenso. Es inaceptable la inmunidad y la protección jurídica que reciben estos delincuentes oficiales al servicio del estado. De un estado perverso que no sirve más que a los intereses personales de sus mandos, que son los de perpetuarse en el gobierno. Los que simpatizamos en su momento con la revolución cubana, y que nos preocupamos de difundir sus logros sociales, culturales y de salud, hoy estamos avergonzados y furiosos ante este atropello contra los derechos de los individuos a manifestarse, a ser libres para opinar o para disentir. El más grave de todos, es que haya un cuerpo policiaco para actuar contra la libertad de un ciudadano y que sin cometer un delito, sólo por dirigirse a una manifestación sobre la libertad de expresión, sea detenido, secuestrado, violentado y vejado. El poder totalitario se basa en el control de la información y en el ejercicio de la violencia indiscrimanada sobre los disidentes. Pero quién son los disidentes en Cuba, o en Honduras, evidentemente los que no piensan igual que el poder. En Europa, ya no se cometen crímenes de estado, ni de lesa humanidad, al menos desde que se desmanteló el último régimen totalitario de la antigua Yugoslavia, pero salvando las distancias, se tuerce la ley y se diseñan normas a la medida de las necesidades de los grupos de presión, aunque estos no tengan, evidentemente una mayor representación democrática en las urnas, y eso es otro tipo crimen. Un crimen que corrompe el sentido de la democracia y los principios de la libertad, un crimen más sofisticado y sutil, y por lo tanto más difícil de descubrir. Lo poderosos son minoría en las urnas, pero contratan empresas de lobing, abogados, relaciones públicas, y cenan con los legisladores para exponer sus tesis y propiciar que estos legislen a su favor y protejan lo que consideran sus derechos, pero cuáles son estos derechos.

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