14 sept 2009

RAP DE MESALINA POLIEDRICA I

Quién puede juzgarla,
quién está por encima de ella
quién se puede atrever a decirle
haces mal Mesalina
Quién en toda esta inmunda ciudad
de fornicadores y furcias
es lo suficientemente honesto
para erigirse en juez
¿quién es objetivo?
aquellos que critican sus costumbres
es porque envidian su libre albedrío
en su interior quisieran ser como ella
¿Los hombres? No, ellos sueñan
con rechazarla, con dominarla,
domesticarla, poseerla
¿Las mujeres?
Algunas la entienden
y se sienten representadas
desde que ella es su heroina
están mas protegidas
y pocas mujeres dejan
de reconocer su belleza,
hasta los ciegos claudican.
Cuando Mesalina
acude a las fiestas
todos la rodean cuando rié y habla,
para escucharla con gesto inocente
decir aquello de que el coito
no es tan importante
en realidad es como cualquier otra cosa
así es ella, no da más importancia
lo mismo es joder que roncar
ella dice que es lo mismo
acariciar un glande
mientras suspira
que a una estatua de Mirón
mientras recita a Homero.
Lo que busca Mesalina
no es lo que pensáis
los hombres os equivocáis
decía un poeta borracho
que bajó de un barco del Pireno
y llevaba siete meses sin escribir
al verla un día por la plaza
compuso esa misma noche
trescientos encendidos versos
hasta que supo quien era
entonces quedó mudo un año entero
y cuando volvió a escribir dijo esto
Mesalina no busca el placer
se equivocan los que que dicen
que es una insatisfecha
todos esos rumores infames
que corren por Roma,
como lobas hambrientas
de bocas vengativas
a orejas ociosas
diciendo que Mesalina
se acostó con diez hombres
en una noche,
cosa que no es cierta,
porque fueron muchos más
o que Mesalina no tiene escrúpulos
de acostarse con esclavos
o tribunos o con las mujeres de estos
como hizo en la última fiesta
de Cayo Tito
son malintencionados
porque confunden
No dicen nunca cómo finge
cuando dice que ama
no hay mujer igual en toda Roma
cuando ella ama
ama por igual a mujeres,
a niños, y a perros,
Mesalina es un ser divino
es como el viejo Zeus
se podrá aparear con un toro
sin la menor vergüenza
sin pudor
Los mortales no entienden
que ella ama sin géneros posibles
sin juicios categóricos
como es ella con su cuerpo,
generosa, amplia y abierta en canal.
Esos viles carniceros
que van descuartizándola
en los baños y en los mercados
los que sueñan tenerla
desnuda en sus sucios catres
o que desean haber besado sus pechos
de porcelana blanca
o acariciar el monte púrpura
de su cabellos menos vistos
no entienden a Mesalina.
Esas viejas matronas
ajadas y vencidas
de amamantar hijos
quisieran imitarla
les gustaría ver a su paso
los rostros de patricios
y de los insumisos esclavos
voltearse a mirarlas con
el mismo ardiente deseo
con que miran a Mesalina
muchos jóvenes inexpertos
quieren elevarla al altar
en el templo de Artemisa
nunca antes una mujer así de abierta
al amor carnal como ella
quisieran darle masajes
con lienzo perfumado
a sus insaciables genitales
Pero todos esos grajos ignoran
que ella no busca vísceras
que ella no se entrega
que ella sólo juega con todos ellos
que no niega, ni rechaza
fluye con lo que suceda
es espontánea y sincera
pero siempre finge
finge disfrutar del momento
pero por dentro nada la satisface
guarda en su corazón
el secreto más grande
de toda Roma
oculto por el rostro más angelical.
La ciudad de los mármoles
no sabe por qué esta mujer
es envidiada por musas y diosas
que quieren desnudarla
pero no los tiesos señores del senado
es el pueblo quien la idolatra
Mesalina les sonríe
por la calle y a su paso
lanzan piropos enfebrecidos.
Mesalina sólo vive para su placer
ese mismo que persigue
y que nunca alcanza
en cada instante de su vida
busca el placer
es su vicio,
el placer de seducir
y de él saca beneficio
lo mismo tocando un escroto
que el tallo tembloroso de una cala
Pero todo le es negado.
Goza más esa verdulera gorda
cuando es amasada
por las sucias manos
de su amante pescador de Hostia
que la bella Mesalina
cuando los efebos más atractivos
desnudos la acarician y besan
la persiguen con sus liras prestas
o los ricos comerciantes
o los poderosos senadores
todos la adoran,
pero nadie la ama

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