Bitácora de un escribidor que sabe a dónde va y que deja sus huellas nómadas en la arena del ruido cibernético, con estos textos y con la esperanza de que tengan sentido para alguien. Si desde la distancia o desde el olvido lo consigo estaré satisfecho, aunque sólo sea por el placer de expresar, de participar en este circo llamado mundo. También para que mis hijos sepan que su padre ha hecho algo más que consumir recetas, servicios y productos.
12 mar 2010
Condeno las declaraciones de Willy Toledo sobre Orlando Zapata y los disidentes en Cuba
Considero penoso este acto de corporativismo, porque Willy Toledo mintió, y por lo tanto no merecía ninguna defensa. Es más debería haberse disculpado públicamente con los disidentes cubanos. Guillermo Toledo por ignorante podría tener un atenuante, pero desde la soberbia, que tanto abunda por cierto en esta profesión de los que se dedican al arte dramático, (técnica del simulacro o del fingimiento) sólo se les ocurre apoyarlo, en vez de darle una reprimenda y agravar en lo cabe su posición ante el crimen de Orlando Zapata. Llamó terroristas a los que ni ponen bombas, ni secuestran, ni matan, ni extorsionan, llamo delincuentes comunes a los que quieren democracia y participar en política, eso es una bajeza moral y defenderlo es otra. Sólo justificable desde una ramplona solidaridad profesional de un colectivo que vive por y para un público que merece respeto y verdad, o certeza si quieren, y eso se gana con una conducta impecable, y no a golpe de declaraciones. Yo he defendido los "logros" de la revolución cubana, sí, no lo niego, pero nunca dejé de poner en la balanza los caídos por esos logros, los excluidos, los marginados. Ser de izquierdas para algunos es sinónimo de ser un incondicional de las siglas, pero esto sólo es ser fundamentalista. Ser de izquierdas es ante todo y sobre todo una posición de compromiso, crítica y defensa de lo social sobre lo institucional, cuando las instituciones se convierten en obsoletas estructuras para perpetuar en el poder a una clase dirigente, a una élite política, o a una mafia de dirigentes "revolucionarios de izquierdas" hay que hacer otra revolución y cambiar las cosas. No me vale que con los chinos se hagan buenos negocios, ni me vale que los índices de mortalidad infantil en Cuba sean muy bajos, si el precio es que la libertad y los derechos del pueblo están en manos de unos déspotas que se pasan por la entrepierna todos derechos humanos. Ser de izquierdas es tener la dignidad de condenar la injusticia, aunque esta se haga en el seno de nuestro propio partido. Vale más dejar de fumar, que vivir de rodillas fumando los puros que nos obsequia Castro. No me vale la leyenda de sus atentados, no me vale porque es un discurso victimista para justificar lo injustificable, su ominosa dictadura.
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