29 mar 2009

3ª carta

Hay silencios como el mío, falsos como las apariencias que nunca engañan, porque son sólo eso apariencias, en el fondo de mi silencio corre un río tumultuoso.
Hoy salí a pasear nada más despertar, el ansía ponía alas en mis pies, bajé por ladera del pueblo donde dormía, por caminos rurales embarrados y olorosos. Sentí el llamado del gran Nalón, a esta altura aún soltero y solitario. En la hondonada se intuía abrazado por pequeños bosques de alisos, por majestuosos álamos y por un grupo blanquecino de hayas. Yo iba entre pequeños lomerios de yerba esponjosa, aterciopelada y mis botas se llenaban de barro y de sonidos. Las praderas mojadas por el orbayu, brillaban a un sol incipiente como las perlas de una princesa araña. Bajaba caminando a buen paso por caleyas embarradas, siguiendo su ensordecedor mugido de bestia disfrazada de agua impetuosa y trashumante. De pronto se mostró ante mí como un dios antiguo, desnudo y negro. Parecía un animal, cuya especie se había extinguido hacía millones de siglos, legendario, inmenso, caudaloso inatrapable. Un animal en libertad hecho de frágiles gotas de agua, que corre por un cauce hecho por caprichos. ¡Ay río, como te envidio! Sólo tú Nalón, río, pasas cada mañana, quedamente frente a su casa. La ves despertar con tu rumor de piedras encantadas. Y la ves salir a la ventana. La ves tender la ropa. Y la ves cocinar y llamar a los hijos a la mesa. Como te envidio rio Nalón, líquido inconsciente, privilegiado e ingrato, que pasas a su vera, la ves llorar y no la consuelas. La ves dormir y soñar en su cama sola y no corres a su lado. Corre en mi interior un río impetuoso, estrépito enloquecedor que no logra aplacar su desdén de ribera mansa y distante. Silencioso es el destino de aquellos que aman lo imposible, como este gran río negro y poderoso, aunque se retuerce en grandes meandros por abrazar su cintura de ribera esquiva, no logra ser besado y las risas de los cuervos en las puntas de los avellanos parecen anunciar que esta historia no tendrá un buen final para mí, pero al menos la he amado.

No hay comentarios: