11 oct 2009

Algodón manso, humedo y reposado
cobija y arropa la montaña y sus seres
las vacas se cubren de niebla,
todo se cubre, se tapan las casas,
nosotros somos los últimos
certeros y verticales nos movemos
con el decoro elemental
de saber a dónde coño vamos
todo se tapa menos nosotros
que nos mojamos de fina lluvia
y queremos saber más
y queremos saber por qué

No se puede mirar para otra parte, la aldea global es esférica, y fomentar la prostitución de un menor de edad tiene la condena social de un nutrido grupo de países, con sus leyes a cuestas. Drogar a una menor para tener relaciones sexuales con ella, es un asunto muy serio y grave para la víctima, para sociedad y para el sujeto que lo comete. No es una conducta reconocida como aceptable en ningún país civilizado, decir que se baja a los infiernos a buscar intensidades emocionales, que la vida común no le depara a Frederic Miterrand. tampoco lo es por lo tanto escribir una autobiografia donde lo explica más, lo justifica y lo revalida, aceptando ser ministro de Cultura de un país como Francia. Frederic también, cómo no, apoya a Roman Polanky y pide su libertad. Parece ser que entre los líderes del mundo no están mal vistas estas perversiones sexuales, que implican manipular, engañar, violentar e inducir a la prostitución. Sarkozy lo nombró ministro de cultura sabiendo que ese libro autobiográfico estaba en galeras a punto de salir editado e impreso. Esta laxitud con los pederastas, o efebofílicos, como prefiere llamarlos algún miembro de la iglesia, es inaceptable, si la justicia persigue el delito y algunos líderes están por encima del cumplimiento de las leyes, es que hemos fracasado por sociedad. Y por lo tanto nuestros valores de justicia, libertad y legalidad expresados en nuestra carta marga, nuestra defensa y protección encendida de los jóvenes en nuestro contrato social, no merecen ningún respeto por parte de estos elementos. Que además no son unos marginados, son unos líderes de opinión, políticos, religiosos y culturales respetados, escuchados y con capacidad impulsar cambios legislativos, para gestionar, e influir en la sociedad. Es penoso que esta denuncia hacia Frederic en Francia, no haya salido de las filas de la izquierda francesa y haya tenido que ser la hija de un líder de la extrema derecha francesa, quien lo aireara en los medios. Penoso que el escándalo sea el medio para que la maquinaria de ley intervenga, al menos sirve para que la ética de un político como Sarkozy, sea puesta en duda, ya que no busca reparar los posibles daños morales que Frederic infringió a esos jóvenes thailandeses. No es menos violencia la etérea, que la del puñetazo, y forzar es forzar, e inducir a la prostitución a un joven es cruel y descubre los rasgos de un personalidad con serios transtornos conductuales, que deben ser tratados. Pero al margen de terapias, está claro que estas relaciones de apoyo y conmiseración dejan entrever algo más peligroso, la existencia de un red de poder que se manifiesta en estos apoyos a Polansky y de igual manera en el nombramiento de Frederik como ministro de cultura de Francia y otras simpatias que despierta Berlusconi, que sólo tienen una explicación y es la de que hay una alianza mafiosa para pervertir la ley que justifica y explica esa manifestación del poder como una estructura de relaciones de clase, haciendo referencia a la concepción del poder que le debemos a Michael Foucault inspirado en la de Marx.
Tanto Sarkozy como muchos otros muchos personajes de la élite del poder, creen que las viejas costumbres erótico festivas de Roma y Grecia, que son tipificadas como delitos, son defectos perdonables, justificables pecadillos de rango menor. "¡Esos niños llevan siempre una ropa tan entallada!" dijo un sarcertote!

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