31 oct 2009

Por meterme hasta dentro

Tenías el pelo más corto y cojeabas
parecías más joven y desvalida
como un gorrión herido
en medio de una autopista
Tu nuca blanca
era una incitación
tu delgadez desnuda
bajo la ropa
una llamada a deshacer juntos
todas las camas del barrio
pero me concentré en el café
recordando que meses atrás
en esta misma cocina de tu casa
me dijiste vete y no vuelvas mas
y yo volví, por tus bizcochos
por tus comentarios literarios
por tus juegos de alcoba
por tu corazón libertario
por tu dulzura
por tu sabia inteligencia
por tu femenina solemnidad
de sultana cordobesa
y miré de nuevo esos ojos verdes
y sentí que me perdía
en sus brillos acerados
de esmeraldas radiantes
y recordé tu pechos de azucar
y tus columnas muslares
y nuestras noches de amor
y sentí que el latir de mi corazón
acabaría por derramar la taza de café
pero el deseo se instaló en la palabra
y al hablar fui vehemente
y apasionado al contarte
mis proyecto de futuro
y quise compartir
contigo descubrimientos
y nuevas aventuras
y de pronto me dijiste
siempre te metes hasta dentro
y no piensas en los demás,
y volviste a echarme
por eso y no por otra cosa
por algo que nunca confiesas con palabras
por algo que yo nunca imagino
porque a tu lado me emociono
y por eso no me quieres cerca
prefieres un ser mas sereno
alguien con menos vehemencia
te gusta el tacto frío
probablemente de un maniquí
de El Corte Inglés
que no se meta hasta dentro
y que se quede fuera quieto
mirando como pasa el tiempo
Mis placeres son virtuales
y mis dolores reales
real es tu ausencia
que se hace inabarcable

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