2 abr 2009

Décima carta

Nuestro es este tiempo eterno,
inamovible
porque estamos enamorados
sin restricciones,
enamorados sin cortapisas,
sin rencores,
ni premisas
entregados,
sin reticencias,
abierta el alma en canal
el corazón despojado de sospechas
la mirada clara,
el tacto limpio
la boca fresca
y el oido dulcemente atento
Escucharos quiero,
sentiros en cada palabra
veros en cada sonrisa reflejados
inmensos y colmados
amigos del alma
compañeros

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