26 jun 2009

EL DÍA QUE LA VIRGEN DE COVADONGA TUVO LA REGLA, UN PEREGRINO QUE ESTABA ORANDO A SUS PIES ALZÓ LOS OJOS LA MIRÓ Y DIJO ESTO:

Regla mujer fértil
de la montaña asturiana
inunda el mundo
con tu sangre redentora
no dejes que olvidemos
que de ti venimos todos
no nos dejes creer
que somos fríos y digitales
relojes trashumantes
carentes de sentires
autómatas inmaduros y cibernéticos
Déjame beber esa sangre
salada y dulce
quiero emborracharme de ella
no para olvidarme de nada
para recordar todas mis memorias
en tu vientre de plaza amplia,
en tu vulva generosa
granero de simiente,
dulce, tierna y jugosa.
Sentido vientre de mujer,
déjame entrar en esa cueva fértil tuya
de donde mana esa agua de vida
déjame acariciar el suave terciopelo
donde nacieron todas las naciones
y arrodillarme ante tu desnudez
y orar ante la diosa madre
y pedir disculpas por no ser un niño
y expresar mi amor de hombre
No abuses más con tu indiferencia Santamía
no ves que me diluyo en tu deseo
que he nacido para perderme en tu mar rojo
que mi destino es ser naufrago de tus miradas
que no existo sin tu rotundo y certero beso
que estoy perdido y sólo ante tu entrada
esperando a que decidas algo
que no poseo más cartografía que mi sentimiento
que para recorrerte no tengo más que amor
que para penetrar en tu interior sólo tengo ternura
que para tus pechos de miel
sólo tengo este latido al unísono del tuyo
Si unirme a ti, ya es inevitable
el acecho me es insoportable,
mis hormonas en pie de guerra
danzan por todo mi ser
y mi cuerpo es su campo de batalla
y yo, domo,
y yo, mando,
y yo, ordeno
pero ellas no me hacen caso,
mis hormonas son tuyas,
tus esclavas,
sólo hablan de ti
de tus encantos,
de tus curvas suaves,
de tus besos de manantial
de tus pechos de niña
de tus aureolas de nodriza
y mi corazón tu complice
me deja en la estacada
Mujer, amante,
madre, colega,
compañera y amiga
escucha mi ser que está derrotado
seco de tanto desearte
amargo de tanta pasión contenida
no sé qué hacer con este Ímpetu
no sé cómo vivir queriendo
sin estar en ti o sin ti y sin tus besos
represado, aquietado y manso.
Dame la libertad que tu deseo me hurta
déjame ser salvaje a tu lado
no quiero seguir domesticado
quiero aullar a la luna
con tu cuerpo desnudo entre mis brazos
porque me estoy quemando
galaxia espléndida de mil tentáculos
cenit de este firmamento que ha enloquecido mi ser
dame de beber, por vida tuya
que ardo por los cuatro costados
que no puedo contenerme
que seguir en la incertidumbre
es condenarme a muerte
Me apetece saber a qué sabes
no me niegues,
no me dejes sediento
en el desierto malquerido
del amor nunca correspondido
Regla, que tu sangre salva
nuestro desconcierto más sublime
el de explicar la vida en términos de hombre
regla que tu fuerza es tanta
que se me agota la palabra
que enronquece mi grito
que enmudece mi canto
ante ese río pleno y escarlata
que fluye de tus muslos, calle abajo
como la alegría y la música
cuando baja por las callejuelas de mi pueblo
los días de fiesta
anunciando con guirnaldas
que ya viene la vida,
que el amor está ahí
dentro de ti acurrucado
Tu sangre, Santamía
tu hermosa sangre,
tu sangre que hace vida
tu sangre que resucita
olorosa y animal
orgánica y valiosa
como el crujido de la hojarasca
tu sangre primavera valiosa
para en este páramo
yermo de soledades
Bendita sea tu sangre mujer
fresca y roja,
Avisarte más no puedo
o huyes de mi o desnúdate
y entonces acuéstate a mi lado
apóyate en mi pecho y escucha
el rugido de este corazón
acunando las olas de tu deseo

No hay comentarios: