11 jul 2009

La frase lapidaria

Escucho los horrores
y su brutal legado
cuando prendo la televisión
el llanto de un niño palestino
cuando salgo a la calle
ese rumor de gente maldiciendo
al otro al que no es tan rápido
o tan listo como ellos
y los llaman subnormales
hago mi colección de infamias disonantes
de frases lapidarias que hieren
como balas lentas al oído
brutales mentiras elevadas al altar
pendejadas voluptuosas amplificadas
a la categoría de certezas
que me dejan deshojado
inerte, volátil, sin fijezas
zarandeado por este despilfarro
de frases lapidarias que esconden
egoísmos profundos
con raíces que llegan al alma
reinos de miseria sentimental
que disfrazan la incapacidad
absoluta para sentir nada
por nadie
que no sean ellos mismos
con el vacío de su almario
llenan de esas afirmaciones los silencios
uno de los más triste de todos
los escuché de unos labios
a los que había besado
"no me volveré a acostar
con nadie que me ame"
Qué sangre corre por este corazón
que parece tan maltrecho
herido, marchito o muerto
o seco irremediablemente
qué le pasó en esta vida
para que el amor sea maldición
y no alegre caricia
qué mano busca para acariciar sus senos
qué placer procura
que no puede el amor estar en ello
No lo sé no soy el dueño
de esas respuestas que asustan
antes incluso de ser pronunciadas
pero ellos los insensibles al amor
son legión están por todas partes
nos acechan y exterminarnos quieren
estos discapacitados de la vida
son un ejercito de cuerpos sin corazón
que andan por las calles
asesinando a los amorosos
con su sádico catecismo
Al que me ame
lo destruyo
al que me rechace
lo idolatro.
Disfrutando de esta cruel
campaña publicitaria
"no me volveré a acostar
con nadie que me ame"
Esta frase lapidaria
y su horror en las noches
más infames me persigue
pensando en la locura
de quien orgullosamente
la pronuncia

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