9 jul 2009

Amar el mar

Necesitamos amar,
como transpirar
como respirar,
imposible vivir sin hacerlo
amamos en última instancia
antes de perder todas las batallas
que la razón nos impone
sólo después de presentar argumentos
el ser se rinde ante el milagro
y el amor fluye río errante por la venas
Yo ame a la mar
salvaje y libre,
no quise retenerla
pero amé su azul electrizante
su bastedad y su cuerpo de gaviota
ame a sus hijos navegantes,
a su espuma y a su quimera.
Mente se alzó en pie de guerra
y me puso los pies sobre la tierra
y yo me defendí de ella:
La mar era mi cuna,
la mar era mi madre,
acuosa y profunda,
mi razón de ser y de sentir
Mar era la esperanza revivida
que me trajo lo nuevo
noticias de tierras ignotas
mensajes de ciudades invisibles
era la mensajera de las orillas prohibidas
conocedora de todas las lenguas

Pero el diálogo interno no cesa:
La mar es indomable
nunca se entregará ti, me dijo
te destrozará en sus olas,
en sus torbellinos caprichosos
perderás la poca sesera que te queda.
La mar es suya,
de sus arrecifes canallas
de sus caprichosos vientos,
de sus resbaloso suelo de algas.
Se besa con los piratas,
se abraza con marineros borrachos,
la mar clara que tu buscas,
en su fondo guarda cementerios,
dolor y mucha ausencia
la mar no sabe a donde quiere ir,
es un capricho, una entelequia

Ves sus olas e interpretas
que te manda mensajes de amor,
pero sólo es agua que obedece a la marea
es la luna la que manda
es el viento que sopla sobre ella
Todo eso lo sé, al fin a la razón me impongo
Ya sé que la mar no existe,
que son millones de gotas orquestadas,
pero lo que yo amo no es su forma
es la coherencia de la música con la que danza.

Ya sé que podrá parecer cruel,
pero no es su naturaleza destruirme
lo sé porque he bebido de su vientre
el agua salada placentaría
que a todos nos dió vida.
La mar no es caprichosa
está buscando, como todos,
el sentido de sus orillas
el descubrimiento indeformable
la verdad cambiante
Su compromiso con nutrirnos
es más amplio que los siglos
Y si mi quilla enfila a su horizonte
y si mis velas van henchidas de esperanza y alegría
prefiero mil veces hundir mi nave en ella para siempre
y ser naufrago perpetuo entre sus olas
que morir de viejo con la barca intacta
amarrada en el seguro puerto
mascullando la letanía del arrepentido
con la boca llena del sabor amargo
del no pudo ser

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