16 jul 2009

Por mirarla

Señor juez fue a las tres de la mañana
estaba el patio en lunas y los gatos locos
el mundo bostezaba y el barrio entero dormía.
Entré en su habitación,
sólo para mirarla
entre la enredadera de sus pestañas
aceché furtivo sus sueños de sultana,
entre los rosales de la mora blanca
las estrellas jugaban a ser cometas
con su cuerpo álamo en un mar de sábanas.
Sopló la tramontana de su aliento
perfumado de madreselva
su melena de oros
que saltaba en cascada
en la almohada de lino
que abrazó su cara
y sus labios tibios
marcaron de arándano
las flores bordadas.
Sus senos de fresa
suavemente derretían escarchas.
Señor juez, estaba el patio en lunas
los gatos locos y su madre roncaba
y loco de amores me metí en su cama.
No la tocaron mis dedos,
ni mis labios se atrevieron a besarla
la miré hasta la alborada.
Amanecí esposado por la policía
la madre quiso estrangularme,
las vecinas se asomaron
con envidia a las ventanas
el barrio amaneció escandalizado.
Caminando al juzgado
los vecinos me insultaban.
Pero ni ellos, ni usted
podrán borrar, señor juez
la sonrisa de mi cara.

No hay comentarios: