25 jul 2009

Callar

No sé si me pides silencio
y que sea como un río callado
cuyas aguas enmudecieron
de beber tanta cordura.
o me pides que no desee
que sea impasible y etéreo
Pero yo no puedo decir
que no escribiré,
que no gritaré,
ni murmuraré
que no alimentaré
mi deseo de mujer
con tu nombre.
Siempre haré caso al indicio
de una sonrisa esperanzadora
que de a un beso un resquicio
para perderme en esos horizontes
afectivos de tus labios.
No puedo dejar de buscar quimeras,
no es posible sustituir
lo que no es recíproco
por buscar compensaciones
en este reino de las obviedades previsibles
no abandonaré el reino de la asimetría
seguiré amando la incertidumbre
que renuncia a la singularidad de lo amoroso
y no puedo dejar de escribirte poesía
a expresar sentimientos
sin acuse de recibo
sin reverso
o a llevar tu nombre en mis antojos
No buscaré en este solitario universo
un rebaño apacible de consensos
donde tenga simetría el verso
y viva sometido a la igualdad
de los espejos que nos devuelven
siempre lo que somos y queremos
No quiero asistir a la procesión
de los mudos santificantes
de los que expresan lo correcto
soy un condenado
pertenezco al linaje de los infractores
de las reglas de la justa reciprocidad
no quiero arroparme con los severos terciopelos
de mi silencio carente de deseos
sin daños colaterales
para no levantar sospechas
para que la nitidez de mis intenciones
se diluya inocua e inapetente
en un paño espeso
que lo oculte todo.
Innecesaria castración
para ser impotente
ante tu presencia
no hace falta tanto discurso
yo no necesito ser estatua
ante tu pisada inamovible
pasajera de mis sueños
que llevaría de polizonte en mi nave
hasta el fin del mundo conocido.
No asumo esta vocación de eunuco,
de versificador de cotidianidades
de inocuas verdades
no seré cantador de las flores del brezo
no soy hombre domesticado
ni poeta costumbrista
que pinta bodegones con palabras
Estoy cerca del lobo de los bosques
más que de un perro amistoso
que dormita en el jardín prohibido
de las simetrías inócuas
de las pasiones anestesiadas
célibe, callado y yermo
que baja la mirada gravosa
que ahoga los suspiros
y atrapa con los dientes
los deseos hechos palabras
y rumia silencios castos
Yo pertenezco a ese linaje
de los machos salvajes
de los aulladores de la luna
no puedo ejercer de censor de pasiones
no sé desecar versos.
Aunque se acaben los amaneceres en llamas
con tu nombre en mi frente
seguiré cultivando la estrategia
de perseguir tu sombra
entre la estepa
y moriré corriendo
jamás callando

No hay comentarios: